Una reseña de Carlos Reymán para Librería Tusitala
Todo el mundo sabe que, para encontrar lectores, lo primero que hay que hacer es una nave espacial. Las naves espaciales suelen ser muy socorridas en literatura porque pueden llevarte de un verano cualquiera hasta el más recóndito de los lectores posibles. El idealismo de algunos astronautas recalcitrantes hace que se empeñen en construir, preferiblemente, un cohete a una nave, y así es como nace la editorial El Verano del Cohete.
¿Y qué es lo que se cuece dentro de ese cohete especial? Básicamente, buenos libros. Cuando Borja González, Mayte Alvarado y Rui Díaz tuvieron la feliz idea de crear su propia editorial, estaban pensando en editar libros para un lector que se pareciese mucho a ellos mismos. Es una forma muy segura de acertar. No es una fórmula infalible, pero son los pasos necesarios que se deben dar por adelantado para ganar algo de terreno: amar la literatura por encima de todo, amar las buenas ilustraciones por encima de todo, amar las buenas historias por encima de todo, cuidar mucho de todo eso por encima de todo. Los libros que salen son los libros que a ellos les gustaría leer si alguien los publicase. Ahora sólo queda que se monten en el cohete y que salgan a nuestro encuentro.