Ya llevamos siete años seguidos ofreciendo una serie de recomendaciones literarias para las vacaciones estivales, época siempre propicia para la lectura. Y este año, a pesar de las pandemias y de los “amazones”, también queremos que Tusitala os acompañe durante el verano:
–Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda. A este escritor chileno afincado en Asturias se lo llevó el maldito Covid en abril, pero ningún virus nos debe impedir disfrutar de su obra más conocida y celebrada, Un viejo que leía novelas de amor. En ella, seguiremos la peripecia vital de Antonio José Bolívar Proaño, un pobre campesino con nombre de rico hacendado que conoce la selva y a sus habitantes indígenas como si formara parte de ambos. Una novela corta que sus lectores quisiéramos que hubiera sido mucho más extensa, tanto como Cien años de soledad, con la que comparte la misma visión del mundo y la misma pasión por contar historias. Como Tusitala.
–Greta Thunberg, de Anke Weckmann y María Isabel Sánchez Vegara. En su colección de biografías infantiles Pequeña & grande, la editorial Alba nos presenta, a modo de cuento, a destacadas figuras públicas con las que aprender e identificarse. Tras dedicar anteriores libros de la colección a personajes ilustres como Simone de Beauvoir, Gloria Fuertes o Federico García Lorca, ahora llega el turno de Greta Thunberg, esa adolescente sueca que no se cansa de recordarnos que solo tenemos un planeta para vivir, y que lo estamos destruyendo.
–El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Con el subtítulo La invención de los libros en el mundo antiguo, este ensayo publicado por Siruela recibió hace unos meses el Premio Ojo Crítico, y desde entonces no para de recomendarse y leerse y reeditarse, gracias a esa magia literaria que a veces reduce al ridículo a las campañas de marketing y demás trucos de ilusionista. La filóloga Irene Vallejo ofrece en su libro sobre libros una larga oda al poder de la literatura, un canto que no es fúnebre sino que sigue celebrando el éxito secular de ese artefacto insuperable llamado libro. Y lo hace narrando, contando historias, otra vez como Tusitala: El infinito en un junco nos lleva de siglo en siglo, de civilización en civilización, para hacernos redescubrir que el amor por los libros no tiene límites, y que caminamos a hombros de gigantes.
–Pandemia, de Slavoj Žižek. Hemos sido protagonistas de una distopía, hemos padecido el fin del mundo, y a pesar de ello nos puede la tentación de seguir corriendo como si nada hubiera pasado, sin siquiera parar un instante a preguntarnos qué ha ocurrido realmente y cómo debemos enfrentar el futuro. Por fortuna, para hacer preguntas tenemos a la filosofía, y a Slavoj Žižek, que ha sido de los primeros intelectuales en publicar una serie de reflexiones en torno a la pandemia. En este breve ensayo que edita Anagrama, el mordaz filósofo esloveno propone un cambio de paradigma que nos permita salir con dignidad y esperanza de esta crisis.
–Sarajevo Pain, de Fidel Martínez. Tras firmar varias obras también relacionadas con conflictos bélicos, como Cuerda de presas y Fuga de la muerte, el historietista sevillano residente en Badajoz nos ofrece un mosaico de Sarajevo durante el cruento asedio que sufrió la ciudad, sitiada por las tropas serbias a lo largo de 4 años. Un francotirador, un niño lector de cómics y un pintor son algunos de los habitantes de Sarajevo que Fidel Martínez ha escogido para dibujar con su inconfundible y sombrío trazo, en esta novela gráfica cuya publicación Norma Editorial tuvo que aplazar debido al estado de alarma y que, al fin, llega a las librerías en el mes de julio.
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