3 en 1, de Luis Costillo

Reseña de Carlos Reymán para Librería Tusitala

Un libro es un artiT1lugio complejo que requiere ajustes muy concretos, determinados cálculos que supongan una violación de la fórmula establecida, la construcción de un andamiaje que sostenga toda la relojería giratoria en la que engranen las ideas que penetran la realidad a dentelladas circulares. De esta naturaleza es el último libro de la factoría de heterónimos Heitflab que regenta Luis Costillo: 3-en-uno original. Si no fuese un término excesivamente manido y por tanto agotado, estaría a punto de llamarlo artefacto, pero lo vamos a dejar ahí, en ese eco repetido que nos sugiere una épica antigua del arte, llena de una intencionalidad que contrasta con la actual autocomplacencia del vacío y desenvuelta carencia de contenidos.

La mecánica formal que Luis Costillo desarrolla aquí tiene todas las particularidades del libro de artista entendido como un producto industrial que, más que una obra de arte, es un juego de espejos. En ese juego queda atrapada la realidad y su apariencia. El desafío que se nos propone es discernir entre una y otra (si somos capaces) o dejarnos atrapar por sus reflejos. El primer reflejo del juego sería Crónica (Freaks), una historia construida a partir de una especie de proyector de tweets que va tejiendo la película de los hechos reales de ese hombre y mujer sin rostros que muy bien podemos ser cualquiera de nosotros. Es lo que llamaríamos una introducción al presente.

T2El siguiente reflejo, El hombre de las maderas, es un híbrido perfecto, un círculo cuadrado, un cuadrado triangular: se ve como un cómic, se lee como una novela, valdría como una exposición de grabados intervenidos y una compañía de teatro sin muchos escrúpulos podría dramatizarlo perfectamente. Todo esto para dejarnos un apunte a pie de página sobre la mentira, la historia, la heroicidad y la belleza del patriotismo. Introducción al pasado.

El tercer reflejo es la descripción de una temperatura, una atmósfera, un miedo. El sueño del autor penetra la realidad y deslinda sus fronteras, se confunden sus contornos, no sabemos distinguir el paisaje onírico descrito del paisaje real, tan igual al paisaje de nuestro mundo, de la atrocidad de nuestras vidas. Más que ante una introducción al sueño, nos encontramos ante una introducción a la pesadilla.

Hay un último reflejo, la máquina no ha sabido parar a tiempo o no ha querido, el juego no ha acabado, los espejos se mueven orientándose hasta quedar enfrentados, ese pasillo largo sin final que surge es la mise en abîme por donde tenemos que escapar. Para ello se nos dan las nuevas reglas, el manual que fija las nuevas normas: Dados y estrellas. Es el final, o quién sabe si quizás una introducción al futuro.